La concreción de este proyecto depende de la estabilidad macroeconómica y de un marco regulatorio claro que asegure las inversiones a largo plazo. Si bien el potencial de ingresos es enorme, el éxito final estará atado a la capacidad del país para garantizar las condiciones necesarias durante las próximas décadas y a la evolución de los precios internacionales de la energía.