Aunque la disminución de la pobreza infantil representa un avance significativo y un alivio tangible para muchas familias, es imperativo analizar este dato en conjunto con el incremento del endeudamiento en los hogares. Si bien las políticas de transferencia y la desaceleración inflacionaria contribuyen a mejorar los ingresos y el acceso a bienes básicos, el aumento en la toma de crédito, tanto formal como informal, podría indicar una estrategia para complementar ingresos que aún resultan insuficientes para una subsistencia plena sin recurrir a la deuda. Es crucial monitorear si esta tendencia al endeudamiento compromete la estabilidad financiera de las familias a mediano y largo plazo.