Es frecuente que los acontecimientos políticos de potencias mundiales, como Estados Unidos, se utilicen en el debate local como un espejo o un arma arrojadiza. Más allá de celebrar o repudiar un resultado electoral ajeno, es útil analizar cómo estas interpretaciones simplifican realidades complejas. Calificar a un candidato como 'socialista' o 'comunista' puede ignorar los matices de su plataforma, adaptada a una sociedad muy distinta a la argentina. Asimismo, proyectar una victoria municipal como un cambio inevitable en la política exterior de una nación puede ser apresurado. Observar estos eventos permite entender cómo se construyen las narrativas políticas locales, a menudo usando el exterior como un escenario para disputas internas.