Este resultado electoral es más que un simple cambio de números en el Congreso; es un mensaje claro de la ciudadanía. La victoria de LLA no solo le da un fuerte respaldo político, sino también una enorme responsabilidad. El verdadero desafío comienza ahora: pasar de la polarización de la campaña ('el bien contra el mal') a la construcción de consensos, algo indispensable en un Congreso fragmentado. Para la oposición peronista, la derrota obliga a una autocrítica profunda; si se enredan en disputas internas, corren el riesgo de volverse irrelevantes y dejar el camino libre al oficialismo. Como ciudadano, la clave será observar más allá de los discursos. ¿Cómo negociará el gobierno? ¿Qué cederá para conseguir apoyos? ¿Logrará la oposición unirse con una propuesta constructiva? Las respuestas a estas preguntas definirán el rumbo real de las políticas que afectarán a todos.