El anuncio presidencial es una señal positiva dirigida a los mercados financieros, buscando consolidar la confianza y atraer inversiones. Sin embargo, la materialización de este acceso al crédito a tasas sostenibles dependerá de la continuidad y el éxito de las reformas estructurales, así como de la respuesta de la economía real y la evolución del contexto social. Es crucial observar si la baja del riesgo país se traduce efectivamente en una mejora tangible para las finanzas públicas y el sector privado en el mediano plazo.