La condena a un exministro del poder y la influencia de De Vido es un hecho institucional de gran relevancia. Más allá del debate sobre 'persecución política' o 'justicia', este caso pone en evidencia las consecuencias tangibles y trágicas que la corrupción y la negligencia en la función pública pueden tener sobre la vida de los ciudadanos. La sentencia tardó más de una década en hacerse efectiva, lo que también invita a reflexionar sobre los tiempos de la justicia en causas de alto impacto social.