La privatización parcial de una empresa estratégica como Nucleoeléctrica plantea un debate sobre el rol del Estado en sectores sensibles. Es clave observar cómo se garantizará la seguridad y el control soberano sobre la tecnología nuclear, un área de alta complejidad y de interés nacional, una vez que ingrese capital privado en su gestión. La estructura propuesta, con el Estado manteniendo el 51% de las acciones, busca precisamente asegurar ese control, pero la implementación y los acuerdos con los futuros socios privados serán determinantes para el futuro del programa nuclear argentino.