La negociación del Presupuesto expone la tensión estructural del federalismo argentino: la necesidad del gobierno central de mantener un estricto control fiscal colisiona con las demandas legítimas de las provincias por recursos para gestionar sus territorios y responsabilidades. El resultado de este proceso no solo definirá las pautas económicas del próximo año, sino que también reconfigurará el equilibrio de poder político y determinará el grado de gobernabilidad en un contexto de profundo ajuste económico.