Esta medida busca alinear las tarifas con los costos reales de generación estacional. Si bien es lógico que quien consume en momentos de mayor costo pague más, es crucial observar cómo impactará esta estructura en la competitividad industrial durante el invierno y en el poder adquisitivo de los hogares durante el verano. La diferenciación de precios podría incentivar un uso más eficiente de la energía, pero también podría generar presiones inflacionarias y dificultades económicas si no se acompaña de políticas de apoyo o previsibilidad.