La posición del sector empresarial expone la disyuntiva entre la orientación ideológica de la política exterior y las realidades estructurales de la economía. La dependencia de los insumos chinos no es una elección coyuntural, sino el resultado de décadas de integración en las cadenas globales de valor. La discusión, por lo tanto, no es solo sobre con quién comerciar, sino sobre la capacidad real del país para reconvertir su matriz productiva sin sufrir costos económicos y sociales significativos en el proceso.