La persistencia de altos niveles de preocupación económica, el deterioro de la calidad laboral y el impacto de los aumentos tarifarios sugieren que las políticas implementadas están generando un costo social significativo, lo que podría derivar en una mayor polarización y conflictividad en el corto y mediano plazo. La gestión de estas tensiones será clave para la estabilidad social del país.