El veredicto emitido por un jurado popular refuerza la noción de que ninguna persona está por encima de la ley, sin importar su poder político o social. La condena a los partícipes primarios con la misma severidad que al autor material subraya la responsabilidad de quienes colaboran en la comisión de un delito. La absolución de una de las imputadas, por otro lado, evidencia la necesidad de pruebas contundentes para cada acusación individual, garantizando el principio de inocencia hasta que se demuestre lo contrario de manera inequívoca.