El plan presentado es conceptualmente sólido y busca corregir errores de políticas monetarias pasadas. Sin embargo, su éxito depende críticamente de una variable que está fuera del control directo del Banco Central: una reactivación económica genuina y sostenida. Si la economía no crece y no aumenta la confianza, la demanda de pesos no se materializará, limitando la capacidad del BCRA para comprar reservas sin generar desequilibrios. La hoja de ruta es clara, pero el vehículo para transitarla es la economía real.