La caída del riesgo país es una señal positiva, pero no debemos caer en la complacencia. Es crucial observar si esta tendencia se consolida con políticas económicas coherentes y una mejora real en la balanza comercial. Desconfiemos de las soluciones mágicas y exijamos transparencia y responsabilidad a nuestros gobernantes. Este es un momento clave para demostrar si el país puede realmente cambiar su rumbo económico.