La dicotomía entre la estabilidad financiera y la recesión en la economía real plantea un desafío crítico. La aparente calma en los mercados, impulsada por medidas de ajuste fiscal y cambiario, podría no ser sostenible a largo plazo si no se revierte la contracción del empleo, la producción y el consumo. La recuperación proyectada por el gobierno dependerá fundamentalmente de la capacidad de generar confianza y dinamismo en el sector productivo, evitando que el costo del ajuste recaiga exclusivamente en la actividad económica y el bienestar social.