La marcada alineación de Argentina con EE.UU. y la ausencia del presidente en el G20, junto con el apoyo financiero internacional, han generado un alivio en los mercados y una baja significativa del riesgo país. Sin embargo, la alta inflación sigue siendo un desafío clave, y la sostenibilidad de esta mejora dependerá de la gestión económica a largo plazo y la capacidad de atraer inversiones genuinas más allá de los préstamos.