La focalización en la inversión extranjera en sectores primarios como la minería y la energía, si bien puede generar un rápido ingreso de divisas y empleo, plantea la necesidad de una estrategia que fomente también la industrialización y la diversificación productiva. La baja del riesgo país es un indicador positivo de la confianza de los mercados, pero la sostenibilidad de esta tendencia dependerá de la continuidad de las políticas económicas y la resolución de los desafíos estructurales. La evaluación del FMI y el avance de los acuerdos comerciales serán determinantes para consolidar la senda de crecimiento y estabilidad económica.