El reordenamiento del Congreso representa una oportunidad para llevar a cabo reformas necesarias, pero también exige un ejercicio de diálogo y consenso político. Es crucial que la ciudadanía esté atenta a las negociaciones y a las decisiones que se tomen, evaluando críticamente si benefician al conjunto de la sociedad o responden a intereses particulares. La fragmentación del poder legislativo podría generar bloqueos o acuerdos poco transparentes, por lo que la vigilancia ciudadana y el debate público son fundamentales para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas.