Este 'éxodo silencioso' evidencia un problema estructural que va más allá de una negociación salarial puntual. La calidad educativa futura depende directamente de la capacidad del sistema para retener y atraer a profesionales calificados. Cuando se recurre a soluciones temporales como suplentes sin título, se corre el riesgo de normalizar un estándar educativo más bajo, afectando a las generaciones que dependen de la escuela pública para su desarrollo y movilidad social.