La discrepancia entre la postura del Gobierno y las proyecciones de los analistas privados evidencia una tensión clave en el programa económico. La relativización de la meta de reservas puede interpretarse como pragmatismo ante una realidad restrictiva o como un intento de manejar expectativas. Sin embargo, la insistencia de los expertos en la importancia de acumular reservas subraya una verdad económica fundamental: sin un colchón sólido de divisas propias, la estabilidad económica sigue siendo vulnerable a shocks externos y dependiente de financiamiento contingente como los swaps. El desafío no es solo cómo se pagará la próxima cuota, sino cómo construir una confianza sostenible que no dependa de soluciones temporales.