La firma de este acuerdo representa un hito diplomático y comercial, pero su éxito dependerá de la implementación efectiva. Es fundamental observar si los compromisos de sostenibilidad ambiental se traducirán en acciones concretas o si quedarán como meras declaraciones de intención. Para la economía argentina, el tratado ofrece una oportunidad de crecimiento, pero también impone la necesidad de políticas internas que fortalezcan a los sectores productivos más vulnerables a la competencia externa, para que la apertura comercial resulte en un beneficio neto para el país.